domingo, 30 de julio de 2017

Del Nuevísimo Disionario Ensiclopédico del CASTELIANO de césaR brutO


ANBISION: Palabra berval de tiempo presente y indicativa de unas ganas locas de venirse inportante, ya sea por medio de la platA, ya sea por medio del poder o ya sea por lo que sea, lanbisióN viene a ser como un bichito que agarra y se va metiendo de a poco adentro del honbre, por no desir tamién de la muger, y lo hase haser las cosas más troculentaS para conseguir el odgeto anbisionado, el cual jeneralmente es lanbisióN de mandar y que todo el mundO sincline respetoso y aguante cualquiera macana con una sonrisa desastifasión arriba de los labio. Esta palabra me viene opíparamente, porque hay un lebtor que me pidió que lesplique lo que sidnifica alsibíadeS, lo cual yo, de primera vista, pensé de quera algo del ingléS o del galisismO, pero mi tío aquileZ me sacó de mentira a verdá disiéndome de que alsibíadeS era el nonbre de un senior griego (y además del tiempo de antes, para ebitar líos), el cual senior griego pasó a la historia por ser de lo más anbisioso que se puede pedir, y hasta llegó a disfrasarse de democráticO para tener más mando y poder mejor haser de las súlias. Hay una linda, bélia y hermosa moraleja que dise que alsibíadeS tenía un perrO que le costó una ponchada de $$$$ por ser de rasA, y que un día, de buenas a primera, de un nabajaso le hiso saltar la cola, o sea que cuando alsibíadeS agarró y salió a pasear con el animalito toda la jente griega no hasía más que desir: -¡Ho, el perrO de alsibíadeS no tiene cola!... y otro preguntaba: -?Cómo es que se arreglará el perrO de alsibíadeS para sacudirse las moscA o saludar contento cuando alguno le hase una carisia¿... hasta que, a la final, un amigo le fue a preguntar al anbisioso melitaR griego: -?Porqué le cortó la cola a su perrO, don alsibíadeS¿... y el sofaifa le contestó: -Para que todos los papanata del pueblo se ocupen dese asunto, dejándo demientras tanto de ocuparse de lo que yo hago..., o sea más o meno lo que pasa en alguno paíx deuropA, que cuando la jente anda por alborotarse por culpa de alguna martingalA gorda que le hase el gobiernO, sienpre tienen a mano ya sea un choque de treN, ya sea un eclibsE, o ya sea un lindo crímen, para quentonses los paparulos sentusiasmen, y endemientras se ocupan del misterio de los plato boladoR, por egenplo, se olvidan de los lindos chanchulios que les preparan los que cortan el bacaladO. ¡Es tan grande el mundO en todos sus aspedto!.


miércoles, 26 de julio de 2017

Nota XII de Juan Gelman



a Manuel Scorza

Los sueños rotos por la realidad
Los compañeros rotos por la realidad/
Los sueños de los compañeros rotos
¿Están verdaderamente rotos / perdidos / nada
se pudren bajo tierra? / ¿su rota luz
diseminada a pedacitos bajo tierra? / ¿alguna vez
los pedacitos se van a juntar?
¿va a haber la fiesta de los pedacitos que se reúnen?
Y los pedacitos de los compañeros / ¿alguna vez se juntarán?
¿caminan bajo tierra para juntarse un día como dice manuel? / ¿se
 juntarán un día?
De esos amados pedacitos está hecha nuestra concreta soledad /
Per / dimos la suavidad de paco / la tristeza de haroldo /  la lucidea de
/ rodolfo / el coraje de tantos
ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe /
pedacitos que fueron alegría / combate / confianza
en sueños / sueños / sueños / sueños
y los pedacitos rotos del sueño / ¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día / pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño general?
¿están diciendo que soñemos mejor?

martes, 25 de julio de 2017

Run Run Se Fué Pa'l Norte de Violeta Parra



En un carro de olvido,
antes del aclarar,
de una estación del tiempo
decidido a rodar,
Run Run se fue pa'l norte,
no sé cuándo vendrá;
vendrá para el cumpleaños
de nuestra soledad.
A los tres días carta
con letras de coral
me dice que su viaje
se alarga más y más,
se va de Antofagasta
sin dar una señal,
y cuenta una aventura
que paso a deletrear.
¡Ay, ay, ay, de mí!

Al medio de un gentío
que tuvo que afrontar,
un trasbordo por culpa
del último huracán,
en un puente quebrado
cerca de Vallenar,
con una cruz al hombro
Run Run debió cruzar.
Run Run siguió su viaje;
llegó a Vallenar.
Sentado en una piedra
se puso a divagar
"que sí", "que esto", "que lo otro",
"que nunca", "que además",
"que la vida es mentira",
"que la muerte es verdad".
¡Ay, ay, ay, de mí!

La cosa es que una alforja
se puso a trajinar,
sacó papel y tinta,
y un recuerdo quizás;
sin pena ni alegría,
sin gloria ni piedad,
sin rabia ni amargura,
sin hiel ni libertad,
vacía como el hueco
del mundo terrenal,
Run Run mandó su carta
por mandarla no más.
Run Run se fue pa'l norte,
yo me quedé en el sur;
al medio hay un abismo
sin música ni luz.
¡Ay, ay, ay, de mí!

El calendario afloja
por las ruedas del tren;
los números del año,
por el filo del riel.
Más vueltas dan los fierros,
más nubes en el mes,
más largos son los rieles,
más agrio es el después.
Run Run se fue pa'l norte,
¡qué le vamos a hacer!
Así es la vida entonces,
espinas de Israel;
amor crucificado,
coronas del desdén,
los clavos del martirio,
el vinagre y la hiel.
¡Ay, ay, ay, de mí!

viernes, 21 de julio de 2017

XIV, de Espantapájaros de Oliverio Girondo



" Mi abuela -que no era tuerta- me decía:
Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. ¡Puebla tu sueño con las que te gusten y serán tuyas mientras descansas!
No te limpies los dientes, por lo menos, con los sexos usados. Rehúye, dentro de lo posible, las enfermedades venéreas, pero si alguna vez necesitas optar entre un premio a la virtud y la sífilis, no trepides un solo instante:
¡El mercurio es mucho menos pesado que la abstinencia!
Cuando unas nalgas te sonrían, no se lo confíes ni a los gatos. Recuerda que nunca encontrarás un sitio mejor donde meter la lengua que tu propio bolsillo, y que vale más un sexo en la mano que cien volando.
Pero a mi abuela le gustaba contradecirse, y después de pedirme que le buscara los anteojos que tenía sobre la frente, agregaba con voz de daguerrotipo:
La vida -te lo digo por experiencia- es un largo embrutecimiento. Ya ves en el estado y en el estilo en que se encuentra tu pobre abuela. ¡Si no fuese por la esperanza de ver un poco mejor después de muerta!.
La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles. Cuando una tía nos lleva de visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos verguenza de estrecharle la mano al señor gato, y más tarde, al sentir deseos de viajar, tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una silla en un transatlántico.
Por eso -aunque me creas completamente chocha- nunca me cansaré de repetirte que no debes renunciar ni a tu derecho de renunciar. El dolor de muelas, las estadísticas municipales, la utilización del aserrín, de la viruta y otros desperdicios, pueden proporcionarnos una satisfacción insospechada. Abre los brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografía.
Confecciónate una nueva virginidad cada cinco minutos y escucha estos consejos como si te los diera una moldura, pues aunque la experiencia sea una enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes exponerte a que te influencie ni tan siquiera tu propia sombra. ¡La imitación ha prostituido hasta a los alfileres de corbata! "

lunes, 17 de julio de 2017

Garrincha de Eduardo Galeano.



Alguno de sus muchos hermanos lo bautizó Garrincha, que es el nombre de un pajarito inútil y feo. Cuando empezó a jugar al futbol, los médicos le hicieron la cruz, diagnosticaron que nunca llegará a ser un deportista este anormal, este pobre resto del hambre y de la poliomelitis, burro y cojo, con un cerebro infantil, una columna vertebral hecha una S y las dos piernas torcidas para el mismo lado.
Nunca hubo un puntero derecho como él. En el Mundial del 58 fue el mejor de su puesto. En el Mundial del 62, el mejor jugador del campeonato. Pero a lo largo de sus años en las canchas, Garrincha fue mas: él fue el hombre que dio mas alegrias en toda la historia del futbol.
Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo, la pelota un bicho amaestrado, el partido, una invitacion a la fiesta. Garrincha no se dejaba sacar la pelota, niño defendiendo su mascota, y la pelota y él cometían diabluras que mataban de risa a la gente; él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella lo corría. Garrincha ejerc ía sus picardías de malandra a la orilla de la cancha, sobre el borde derecho, lejos del centro; criado en los suburbios, en los suburbios jugaba. Jugaba para un club llamado Botafogo, que significa prendefuego, y ése era él; el botafogo que encendía los estadios, loco por el aguardiente y por todo lo ardiente, el que huía de las concentraciones, escapándose por la ventana, porque desde los lejanos andurriales lo llamaba alguna pelota que pedía ser jugada, alguna música que exigía ser bailada, alguna mujer que quería ser besada.
¿Un ganador? Un perdedor con buena suerte. Y la buena suerte no dura. Bien dicen en Brasil que si la mierda tuviera valor, los pobres nacerían sin culo.
Garrincha murió de su muerte: pobre, borracho y solo.
 de "El fútbol a sol y sombra"

miércoles, 12 de julio de 2017

El Subversivo de Armando Tejada Gómez.


Un día,
el pobre tipo
empleado o jornalero
ése que anda a los tumbos
y de la cuarta
al pértigo,
el que ha visto llover
y llover
y llover
sobre su lomo gris
y su triste sombrero;
ése,
el tipo a destajo
que vive de segunda
como el padre del padre
de su anónimo abuelo:
el buen contribuyente
de la cola de acémilas,
aquél,
el locatario
con su ataúd de deudas,
ese que viaja en ómnibus
o en tren la vida entera;
un día,
cualquier día
de mascar la impotencia,
va a agotar,
va a gastar,
va a perder la paciencia:
esa última,
oscura rebelión
que le queda.
Un día el subversivo,
va a empuñar la impaciencia.
El tipo es un peligro:
tiene un arma secreta.

domingo, 9 de julio de 2017

Lucas y sus patrioterismos de Julio Cortázar.


De mi pasaporte me gustan las páginas de las renovaciones y los sellos de visados redondos / triangulares / verdes / cuadrados / negros / ovalados / rojos; de mi imagen de Buenos Aires el transbordador sobre el Riachuelo, la plaza Irlanda, los jardines de Agronomía, algunos cafés que acaso ya no están, una cama en un departamento de Maipú casi esquina Córdoba, el olor y el silencio del puerto a medianoche en verano, los arboles de la plaza Lavalle.
Del país me queda un olor de acequias mendocinas, los álamos de Uspallata, el violeta profundo del cerro de Velasco en La Rioja, las estrellas chaqueñas en Pampa de Guanacos yendo de Salta a Misiones en un tren del año cuarenta y dos, un caballo que monte en Saladillo, el sabor del Cinzano con ginebra Gordon en el Boston de Florida, el olor ligeramente alérgico de las plateas del Colón, el superpullman del Luna Park con Carlos Beulchi y Mario Díaz, algunas lecherías de la madrugada, la fealdad de la Plaza Once, la lecture de Sur en los años dulcemente ingenuos, las ediciones a cincuenta centavos de Claridad, con Roberto Arlt y Castelnuovo, y también algunos patios, claro, y sombras que me callo, y muertos.

miércoles, 5 de julio de 2017

Ancho en París de Juan Gelman


Al que extraño es al viejo león del zoo,
siempre tomábamos café en el Bois de Boulogne,
me contaba sus aventuras en Rhodesía del Sur
pero mentía, era evidente que nunca se había movido del
Sahara.
De todos modos me encantaba su elegancia,
su manera de encogerse de hombros ante las pequeñeces
de la vida,
miraba a los franceses por la ventana del café
y decía "los idiotas hacen hijos".
Los dos o tres cazadores ingleses que se había comido
le provocaban malos recuerdos y aun melancolía,
“las cosas que hace uno para vivir" reflexionaba
mirándose la melena en el espejo del café.
Sí, lo extraño mucho,
nunca pagaba la consumición,
pero indicaba la propina a dejar
y los mozos lo saludaban con especial deferencia.
Nos despedíamos a la orilla del crepúsculo,
él regresaba a son bureau, como decía,
no sin antes advertirme con una pata en mi hombro
"ten cuidado, hijo mío, con el París nocturno".
Lo extraño mucho verdaderamente,
sus ojos se llenaban a veces de desierto
pero sabía callar como un hermano
cuando emocionado, emocionado,
yo le hablaba de Carlitos Gardel.