Peregrino de lo maravilloso, mendigo de las bellas palabras, viajero inexperto de la literatura, creo este blog para coleccionar apuntes, poemas, cuentos breves, palabras varias para recordar y algo de música para hacer más ameno el viaje. Para que mi memoria tenga un báculo firme en que sostenerse. Si les sirve y les gusta, entonces este sitio es dos veces bueno. Bienvenidos.
sábado, 17 de junio de 2017
Diálogo sobre un diálogo de Jorge Luis Borges
A. –Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón). –Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A (ya en plena mística). –Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.
Jorge Luis Borges, el Hacedor.
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